Gracias a un acuerdo entre el Ayuntamiento, la Policía local y la Fundación Atenea, las bicicletas abandonadas en Albacete serán cedidas al Centro de Menores de Albaidel, en la misma ciudad. Repararlas, tunearlas y disfrutar de ellas dentro de las instalaciones es el objetivo de uno de los talleres que dirige la Fundación. ¿La intención? Ofrecer un ocio alternativo a los jóvenes internos.
El proyecto, denominado Proteo, empezó hace ahora un año, en enero de 2006, cuando la organización empezó a trabajar los fines de semana en el centro de reforma. Buscaban ocupar las horas de los jóvenes, cuyas edades oscilan en principio entre los 14 y 18, en algo productivo, enfocado a fomentar sus habilidades y divertido, al tiempo. Financiado por el Ministerio de Asuntos Sociales, dos monitores de la organización empezaron a llenar de contenido las horas libres de los jóvenes de los sábados y domingos. “Se trataba de trabajar bien las salidas (que es lo que más aprecian los jóvenes internos), de sentir a los tíos y de que quisieran participar en una actividad voluntaria que les aportarse algo, además de distracción”, afirma Javier Romero, responsable de Atenea en Castilla La Mancha. Ir al rockódromo, al campo de fútbol y poder hablar con los jugadores, asistir a sus entrenamientos, excursiones a la playa, escalar y mucho deporte… son parte de las actividades. El ratio de participación de los jóvenes, de cerca de un 95%, habla de la aceptación de la propuesta.
“Las tardes son una mierda”
Pero un centro de menores es mucho más que los fines de semana: la reclusión es diaria y las necesidades de los jóvenes, también. De ahí que la institución pidiera ampliar Prometeo a las tardes. Querían romper el “las tardes son una mierda”, que se escuchaba por parte de los menores. Así, Atenea empezó a trabajar con los jóvenes a diario desde el pasado septiembre. “El enfoque en ese caso era diferente, más enfocado a fomentar las aptitudes y la reinserción de los participantes”, señala Romero. Jardinería y trabajo en un huerto (que tiene mucho de físico y de salir a un entorno de aire libre), talleres de habilidades laborales y reparación de bicicletas ocupan ahora las horas de los chicos a diario, además de deporte y juegos de mesa dirigidos.
Y aunque todavía no existen indicadores de los resultados del trabajo de la Fundación, Romero comenta que uno de los aciertos de Prometeo es que permite trabajar con los jóvenes cuando están en el centro con una condena y cuando están en las calles, en riesgo de caer en actividades delictivas o perjudiciales para su salud. “Para ellos es importante la sensación de continuidad, que sepan que estamos antes y después”, concluye el responsable de la Fundación en Castilla La Mancha.