Esta investigación parte de la existencia de un número elevado de mujeres inmigrantes con problemática de consumo abusivo de alcohol y otras drogas (especialmente psicofármacos) como consecuencia del fracaso de su proyecto migratorio o de las dificultades sufridas en ese proyecto migratorio, a las que se añaden todos aquellos indicadores de desigualdad por el hecho de pertenecer a la población femenina.
Por lo tanto, el objetivo principal de la investigación se centra en analizar la realidad de mujeres inmigrantes en España con consumos abusivos
de sustancias adictivas, indagando en la relación entre fracaso del proyecto migratorio, factores de género y consumo de alcohol y otras drogas.
Entre las conclusiones que arroja la investigación, destacan el hecho de que el proyecto migratorio es diferente, tanto en causas, como en desarrollo, como en consecuencias, para las mujeres y para los hombres que lo emprenden. Las mujeres inmigrantes reúnen dos factores de exclusión: ser mujeres y ser población emigrada. Y son en muchas ocasiones el ejemplo de que la exclusión social no es un proceso al que llegan las personas de menor nivel socioeconómico, porque como hemos visto, muchas de estas mujeres cuentan con una cualificación formativa y profesional elevada, es decir, cuentan con esa premisa necesaria para incluirse en la sociedad actual, como es la formación apropiada para poder optar a un empleo. Pero también cuentan con esos dos hándicaps, son mujeres y son inmigrantes, por lo que personifican dos circunstancias que no se enmarcan dentro de ese prototipo que es el apto para la sociedad de hoy en día: “varón, de elevada posición socio económica, con plenos derechos de ciudadanía, blanco y adscrito a la cultura dominante”, como se señala en un estudio de Colectivo Ioé. Así, existen mujeres inmigrantes formadas que vienen a desarrollarse profesionalmente a España que tras mucho tiempo de búsqueda acaban optando a trabajos como el servicio doméstico, del que sí existe importante demanda porque no requiere condiciones laborales regulables. Además, otro hándicap es la dificultad de homologar sus carreras universitarias en España.
Tratando de relacionar el hecho migratorio o el asentamiento en el país de acogida con posibles situaciones de exclusión social vinculadas con esas dificultades y el consumo de sustancias adictivas, encontramos dos motivos diferenciados por los que las personas emigradas pueden comenzar a consumir abusivamente en el país de llegada y que vienen, así mismo, definidos por la edad. Se indica que las personas más
jóvenes mantienen un consumo más ligado con la adaptación a las pautas culturales del país de llegada, mientras que las personas más adultas consumen abusivamente en entornos de desestructuración generados por un proyecto migratorio dificultoso.
Tanto en las mujeres entrevistadas que empezaron su consumo en España como en las que lo iniciaron en su país los motivos están relacionados con cuestiones de género. Así, queda demostrado que al margen del contexto donde se produzca el consumo abusivo de alcohol y/o drogas en población femenina debe ser considerado de manera diferenciada y analizado desde la perspectiva de género. No obstante sí se deben tener en
cuenta circunstancias concretas de género que datan del espacio; en el proyecto femenino migratorio, en concreto, hemos analizado el ejercicio de la prostitución en muchas ocasiones vinculado a redes de trata, la violencia de género y la realización de empleos feminizados, especialmente el servicio doméstico, copados por mujeres extranjeras.
Entre las propuestas de acción que formula la investigación, figuran la existencia de programas sociales destinados a los hijos e hijas de personas extranjeras que llegan aquí por reagrupación familiar y que por motivos diversos no pueden comenzar o continuar sus estudios, y tampoco tienen oportunidades de trabajar, una forma de que esta población joven se integre en la sociedad a la que llega ofreciendo además su servicio a dicha sociedad de acogida; la adopción de un cierto equilibrio entre la obligación legal de contar con una determinada documentación para residir en España y la necesidad de atender a las personas que más lo necesitan, que en muchos casos, carecen de dicha documentación; la idoneidad de integrar la atención a mujeres emigradas en la atención a mujeres general, tendiendo a la normalización, valorando que en ellas se incluye un segundo factor de exclusión, como es ser inmigrante, así como la tendencia también a la normalización de la atención a las personas inmigrantes en general; la eliminación de atenciones y actitudes paternalistas que victimicen a las personas/mujeres emigradas; la reflexión con las mujeres emigradas sobre el falso concepto de libertad y de falsa integración, muy vinculado también con pautas masculinas y, en el caso de la atención a problemáticas más específicas como el consumo abusivo de alcohol y/ o drogas hay que tratar de ofrecer una atención que desmitifique, que evite el sentimiento de miedo y de culpa en las personas. Igualmente, hay que tratar de normalizar los centros de tratamiento de drogodependencias y valorarlos como otro tipo de recursos de atención más.