Luis Miguel Ortiz, atleta paralímpico en Atlanta 1996, fue el ponente del último Desayuno al Sol de Atenea en Madrid. Su objetivo, explicar a los participantes que la discapacidad no es un problema.
Diversidad funcional y empleo era el tema a abordar por el deportista en la IV edición de Desayunos al Sol (Servicio de Orientación Laboral), de la Fundación Atenea. Ortiz, que con solo 19 años y desde su sillas de ruedas, llegó a la final de los 100 metros en las Olimpiadas de Atlanta (1996), lo tiene claro: “Con esfuerzo, todo se consigue. Debemos ver la discapacidad como un valor añadido, y no como un problema”. Lo único, comenta, es que hay que aprender los mecanismos necesarios para despojarse de lo negativo, e incidir en los otros muchos valores y capacidades especiales.
No es fácil. Y a pesar de los avances, queda mucho por hacer. Hace falta romper con muchos prejuicios y avanzar en formación. En este sentido, Ortiz ofrece datos. En 2012, el grado de analfabetismo en personas discapacitadas era del 8%, 7 puntos más que la población sin diversidad funcional. Pero más allá de eso, el olímpico subrayó la importancia de lucha propia y el afán de superación. En su caso, que nació pegado a la silla y vivió el triunfo del éxito deportivo, a los 19, en lo mejor de su carrera, tuvo que abandonarla para reinventarse: el deporte paralímpico no le permitía vivir. Entonces, con años de retraso, se puso a estudiar y de nuevo, llegó a la meta que se trazó: contar con una profesión diferente al deporte. Hoy, con varios títulos y diplomas universitarios, trabaja en una empresa en recursos humanos.
Su charla la escuchaban, el pasado lunes, en Madrid, en el Centro Cultural de Oporto, un grupo de parados de larga duración. Con él se sentó en la mesa, un participante del programa Sol que, a partir de varias preguntas, habló también de sus dificultades para conseguir un empleo tras haber tenido problemas con el alcohol. “Me gustó escucharle. Porque hay muchas historias detrás de todos nosotros y hay que ser muy fuerte para salir de dónde él ha estado”, comentaba el atleta antes de despedirse esperando que su experiencia aportase la energía para que todo el mundo consiga lo que se proponga.