Si hasta hace un lustro, tener un empleo integraba social y laboralmente, el progresivo y alarmante deterioro del mercado de
trabajo, la precarización de las condiciones laborales y los elevados índices de desempleo han abocado a la exclusión social no sólo a los millones de personas en paro sino también a cientos de personas que, si consiguen tener un empleo, lo hacen con salarios tan exiguos o contrataciones tan inestables que los convierten en población vulnerable. Y a todos ellos se unen las personas que ya estaban en crisis antes de la crisis. Y las mujeres además aumentan sus condiciones de precariedad en el empleo y sus dificultades para acceder a él.
Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) reflejan, una vez más, el progresivo y alarmante deterioro del mercado de trabajo español:
-la ocupación desciende en 374.300 personas en el primer trimestre de 2012, hasta un total de 17.433.200 personas trabajando;
-el número de personas en desempleo aumenta en 365.900 personas y alcanza la cifra de 5.639.500;
-la tasa de paro se incrementa en 1,59 puntos hasta alcanzar el 24,44% mientras la tasa de actividad se mantiene en el 59,94%;
-los asalariados con contrato indefinido baja en 138.400, mientras que el de asalariados con contrato temporal lo hace en 279.600;
-el número de hogares con todos sus miembros activos en paro aumenta en 153.400 en el trimestre y se sitúa en 1.728.400;
-por nivel de formación: el paro se ha incrementado, respecto a hace un año, para las personas sin estudios y con Educación Primaria;
-más del 40% de los mayores de 55 años desempleados son de muy larga duración y la tasa de paro de esta edad se ha duplicado desde el inicio de la crisis.
En cuanto a las perspectivas de futuro, según el Estudio Manpower de Proyección de Empleo, los directivos españoles presentan unos planes de contratación pesimistas para el primer trimestre de 2012. Un 5% tiene previsto ampliar sus plantillas, un 13% anuncia reducciones y un 81% no espera que se produzcan cambios. Con ello, la proyección de empleo neto se sitúa en el -8%.
Si hasta hace un lustro, tener un empleo integraba social y laboralmente, para Fundación Atenea, que trabaja desde hace 27 años la inserción de las personas más vulnerables, el progresivo y alarmante deterioro del mercado de trabajo, la precarización de las condiciones laborales y los elevados índices de desempleo han abocado a la exclusión social a tres grupos de población: los millones de personas en desempleo, las cientos de personas que, pese a tener un empleo, lo hacen con salarios tan exiguos o contrataciones tan inestables que los convierten en población vulnerable y las personas que ya estaban en crisis antes de la crisis y que ocupaban nichos de empleo por los que ahora compiten –y ocupan personas con mayor y mejor formación y condiciones. Para Fundación Atenea, como el mercado laboral actual puede elegir entre una gran cantidad de demandantes de empleo, cada vez requiere personas de mayor cualificación, con la consiguiente segregación de las personas con perfiles más bajos debido a la concurrencia de factores de exclusión que añaden un mayor grado de vulnerabilidad y dificultad para el acceso a un puesto de trabajo. El hecho de ser mujer, además, potencia esta vulnerabilidad y acentúa las dificultades para el acceso.
Con ocasión del día 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, Fundación Atenea llama a la reflexión sobre la necesidad de priorizar los derechos de los/as trabajadores a los ajustes del mercado y de atender de manera específica la situación de las personas con mayores dificultades de acceso al empleo.