“Las enfermedades relacionadas con género se tratan con fármacos y no con soluciones estructurales”
Es una experta en salud y perspectiva de genero, donde el tema cuidados resulta fundamental, ya que pasa factura a las mujeres, médicamente hablando. Mar García Calvente, médica salubrista y profesora de la Escuela Andaluza de Salud Pública, será una de las ponentes de la Jornada sobre Género e Inclusión social que organiza Atenea el próximo 28 de octubre.
Avánzanos las ideas principales de tu participación.
Parto de una idea básica: y esa es cómo la desigualdad de base afecta a la salud de las mujeres. El asunto es que muchas de esas problemáticas se mantienen y se reproducen en el sistema sanitario, a pesar de las intervenciones estructurales y la formación de los profesionales.
También trataré cómo el papel de cuidadoras afecta a la salud de las mujeres en un modo diferente que a los hombres.
Hablas de perfiles de salud diferenciados para hombres y mujeres. ¿A qué te refieres?
Es un tema clásico. Es lo que llamamos la “paradoja de la mortalidad” y hace referencia a que las mujeres vivimos más, nuestra esperanza de vida es mayor, pero nuestra salud es peor, especialmente en enfermedades crónicas, mentales y discapacidades. Y de nuevo, esa realidad tiene que ver con los roles de género.
Esa peor salud de las mujeres hace que nosotras recurramos más a los servicios sanitarios y se nos receten más medicamentos.
¿Sabe la salud pública de género?
Desafortunadamente no tanto como debería. Gran parte de la intervención se hace sin perspectiva de género. Ni siquiera se cumple con rigor la Ley de Igualdad, que dice que hay que disgregar por sexos los datos. Uno de los problemas es la invisibilización del hecho. Si no se ve, no se puede intervenir. No obstante, sí es cierto que hay estrategias que sí han contemplado el hecho diferencial, pero en grandes líneas, vamos para atrás.
¿Qué factura pagan las mujeres, desde un punto de vista de salud, por hacer de cuidadoras?
La factura es muy alta. En el año 2008 presentamos una encuesta de discapacidades que no se ha vuelto ha repetir. Ese estudio ponía en evidencia que el deterioro de la salud es mayor en mujeres que en hombres cuidadores.
Cuando las mujeres cuidamos, lo asumimos como un rol de genero, como algo naturalizado. Si lo hacemos, es normal, es lo que toca; pero si no cumplimos, nos sentimos mal. Todo lo contrario del caso de los hombres. Cuando ellos cuidan, son percibidos como héroes. Y si no lo hacen, está considerado normal. Ese comportamiento tiene un impacto directo en una peor salud, en problemas articulares y en temas psicológicos como la soledad, la depresión y la ansiedad. Y lo peor, cuando acudimos al médico a tratarlos esas enfermedades mentales, se nos mediatiza. Se tratan los temas de genero con fármacos, en vez de buscar soluciones estructurales.