26 de junio, Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas 

 

Con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, conmemorado el 26 de junio, Fundación Atenea reivindica la necesidad de visibilizar los diferentes perfiles de mujeres consumidoras que dificultad la detección y la atención de sus problemas de consumo. 

Junio, 2018.- Para los equipos profesionales que desarrollamos actuaciones de atención y prevención del consumo problemático de drogas, no nos es desconocido que la imagen que se transmite sobre las personas en esta situación está profundamente estigmatizada y no refleja la diversa realidad. Se sabe, también, que esta imagen es diferente en función de ciertos aspectos como el género, la clase social o el tipo de drogas consumida.

Una representación social, cargada de estereotipos y prejuicios, provoca un importante rechazo y aislamiento empeorando, en este caso, una situación que ya es compleja de por sí. Si los procesos de inclusión social ya resultan complicados y extensos para estas personas, esta imagen no hace sino dificultar aún más su acceso a derechos y obligaciones sociales.

La experiencia y el conocimiento profundo de la realidad, nos permitían hacer estas afirmaciones. Sin embargo, desde Fundación Atenea, se consideró interesante y necesario desarrollar estudios que abalaran esta información. En 2016, con el apoyo del Plan Nacional sobre Drogas, se puso en marcha una investigación que profundizaba en la imagen que los medios de comunicación de masas producen y reproducen acerca de las personas drogodependientes. Para ello se analizaron, teniendo en cuenta la clase social, el género y el tipo de drogas consumidas (alcohol, cannabis, cocaína, benzodiacepinas y heroína), noticias de prensa y fotografías encontradas a través del buscador Google.

La realización de este estudio, “Frente al espejo: Imagen social de las personas con consumo problemático de drogas desde la perspectiva de género”, ha permitido apoyar con datos gran parte de las afirmaciones que se venían dando, así como añadir algunas novedades.

Nos muestra que  la imagen social de las personas con problemas de consumo se corresponde con la de un hombre, en concreto con la del consumidor de heroína que se popularizó en los años 80 en nuestro país (muy deteriorado físicamente, delgado en extremo, descuidado, con falta de higiene y que viste de manera informal).

Esta imagen pone de manifiesto dos cuestiones destacables. Por un lado, muestra que hablar de drogodependencia es pensar en masculino y socialmente se entiende como una problemática de hombres, normalizando el consumo en ellos e invisibilizando a las mujeres que  se encuentran en esta situación. Además, la percepción sobre las mujeres con consumo problemático es más negativa y estigmatizada. El juicio social sobre ellas, sus conductas, motivaciones o las consecuencias de sus actos, es más intenso y tendente a la culpa.

Por otro lado, muestra que este imaginario se ve atravesado por la clase social, y que los problemas de consumo de drogas se relacionan con clases sociales desfavorecidas. De hecho, las noticias de prensa analizadas, presentan dos imágenes bien diferenciadas de las personas con consumo problemático de drogas: las excluidas socialmente y las integradas en la sociedad. El primer caso, coincide con personas de clase social desfavorecida y se representa la drogodependencia como un estado, como un aspecto inherente a la persona, “SON drogodependientes”. En el segundo caso, la representación social es más diversa, y corresponde a personas de clase social favorecida de las que, sobre todo, se destaca su aportación a la sociedad, sus logros y su capacidad de superación al enfrentarse a un “problema PUNTUAL” como el de la droga.

La imagen que los medios de comunicación transmiten sobre las personas con problemas de consumo de sustancias, es compartida por la comunidad y poco tiene que ver con la realidad. Su producción y reproducción dificulta la detección y la atención de problemas de consumo en personas que no cumplen este perfil. Conocerla, nos permitirá mejorar nuestras acciones de prevención y atención, así como nuestros programas y dispositivos.