Si hasta hace un lustro, tener un empleo integraba social y laboralmente, el progresivo y alarmante deterioro del mercado de trabajo, la precarización de las condiciones laborales, junto a los elevados índices de desempleo, han abocado a la exclusión social no sólo a los millones de personas en paro sino también a cientos de personas que, si bien han conseguido tener un empleo, lo hacen con salarios tan exiguos o contrataciones tan inestables que los convierten en población en exclusión social.
El empleo y las condiciones laborales se han visto significativamente afectadas por la crisis económica que viene azotando nuestro país desde el año 2008 y que ha alterado perversamente elementos esenciales de las relaciones laborales. Las condiciones laborales han sufrido un fuerte desequilibrio generando salarios inferiores a 400 euros y un número excesivo de contratos temporales y el contrato a tiempo parcial se ha generalizado en empresas y administraciones.
Igualmente el impacto sobre el empleo en los últimos años de crisis ha elevado la tasa de paro al 23%. El desempleo juvenil en España asciende al 57.7% de la población de menores de 25 años. Según la oficina estadística del Eurostat, España es el país de la UE con mayor paro entre los jóvenes, después de Grecia). Los jóvenes desempleados necesitan un apoyo social decidido para conseguir un empleo, porque, según la misma fuente, “son también extremadamente vulnerables, afrontan un alto grado de incertidumbre económica y social. Con demasiada frecuencia, no se aprovechan todas sus potencialidades porque no tienen acceso a empleos productivos y decentes, siendo el desempleo juvenil doblemente negativo no sólo por lo que supone la falta de trabajo para una persona sino también porque cercena las posibilidades de adquirir experiencia y más conocimiento en una etapa vital”.
En suma, para Fundación Atenea, experta en orientación e integración laboral de personas con dificultades para el acceso al empleo, la precarización de las condiciones laborales de las personas empleadas y los elevados índices de paro están abocando a la exclusión social a millones de personas y hogares cuya recuperación será mucho más lenta que la económica. Por este motivo trabaja por la empleabilidad de los jóvenes con programas como “Súbete al Empleo”, un proyecto de orientación laboral en el que cuenta con el apoyo de Fundación Montemedrid y que tiene como objetivo principal mejorar la empleabilidad de jóvenes de entre 18 y 35 años que se encuentran desempleados y que carecen de formación o adolecen de una formación asistemática y poco efectiva a la hora de incorporarse a un puesto de trabajo.
Este proyecto pretende ofrecer alternativas a jóvenes en situación de riesgo social por haber abandonado los estudios, estar desempleados/as, así como apoyarles en su desarrollo personal y formativo para prevenir los riesgos sociales más frecuentes en jóvenes (coqueteos con las drogas, conducción peligrosa, prácticas sexuales de riesgo, desestructuración personal, social y familiar, adicción a las nuevas tecnologías…) a través de su mejor construcción personal y ofrecimiento de alternativas.