Penalización por ser mujer reclusa y por ser mujer reclusa consumidora de drogas. Un mayor consumo de hipnosedantes y metadona en mujeres en la cárcel que cuando están en libertad. Una mayor desestructuración y exclusión social de las mujeres presas españolas que las mujeres reclusas extranjeras. Éstas son algunas de las conclusiones de la última investigación de Fundación Atenea sobre género, prisión y adicciones, reconocida con el premio Reina Sofía de Investigación y Ensayo.
La sociedad y el mundo están definidos en parámetros masculinos; es lo que se llama la desigualdad de sexos a partir de la pauta sexo-género. Y las prisiones no iban a ser un espacio diferente: las personas presas son mayoritariamente varones. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, de las 76.079 personas presas en las cárceles españolas, únicamente 6.076 son mujeres.
Por otro lado, las mismas estructuras masculinas que definen la sociedad también tienen su incidencia en el entorno de las drogodependencias: el consumo de alcohol y drogas siempre se ha visto como una pauta masculina, porque se ha identificado con el espacio de ocio realizado en el ámbito público, lugar copado mayoritariamente por los varones. Por eso, las mujeres que cruzan esta línea soportan un estigma social por quebrantar su rol, además de incurrir en uno de los factores que generan mayor exclusión social en las personas, como es el consumo abusivo de alcohol y drogas.
La estancia en prisión puede aumentar el consumo de hipnosedantes y de metadona, ya que los hipnosedantes surgen entre las cinco sustancias más consumidas por las mujeres y los hombres los últimos 30 días en prisión mientras que no aparece en el análisis de las cinco sustancias más consumidas en los últimos 30 días en libertad. Asimismo, el alcohol aparece entre las sustancias que más consumen las mujeres reclusas pero no se encuentra entre las cinco que más consumen los hombres presos, mientras que la heroína sólo aparece en consumos masculinos en prisión.
Los motivos por los que las mujeres consumen sustancias adictivas están también relacionados con cuestiones de género: violencia de género, desigualdad en la pareja…; en cuanto al consumo que diferencia a las mujeres presas españolas y las mujeres presas extranjeras, mientras que las primeras normalmente tienen una larga trayectoria de consumo, las segundas siguen otro modelo o su consumo es o ha sido menos abusivo. En general, el perfil de las mujeres presas españolas es más desestructurado (en cuanto a formación, posible trayectoria laboral, familia de origen…) y mucho más vinculado al consumo que en el caso de las extranjeras (con más nivel formativo, con cierta trayectoria laboral, familias de origen más normalizadas…).
También el paso de las españolas por prisión es más constante que el de las extranjeras. Precisamente, éste es otro elemento que las diferencia: la situación de prisión de las mujeres españolas está muy vinculada a su situación de desestructuración y de consumo, y comenten pequeños robos para sobrevivir en el día a día o costearse las sustancias, lo que les supone penas que se van encadenando. Las mujeres extranjeras suelen estar en prisión por tráfico de drogas. En el estudio se analiza que el delito de tráfico suele realizarse como medio para cometer el proyecto migratorio que necesitan hacer para poder adquirir una mínima calidad de vida que en sus países no tienen. Es decir, el tráfico de drogas es meramente instrumental.
Éstas son algunas conclusiones de la investigación «Las hermanas caídas. Roles de género en el consumo de alcohol y drogas en mujeres presas», galardonada en los Premios Reina Sofía contra las Drogas de Investigación y Ensayo 2013 concedidos por la Fundación para la Atención a las Toxicomanías de Cruz Roja Española (CREFAT). Es el cuarto año consecutivo que CREFAT reconoce la calidad técnica de los proyectos y las investigaciones de Fundación Atenea.
En el ámbito de prisiones, Fundación Atenea trabaja desde 1999 para mejorar la calidad de vida de las personas reclusas, así como sus posibilidades de reinserción a la salida del centro penitenciario. Coordina el Consejo Social Penitenciario y es vocal de Prisiones en el Consejo Estatal de ONG de Acción Social.