Sociólogo, periodista, escritor y patrono de la Fundación, lleva vinculado a la organización décadas, a la que se acercó desde el Consejo de la Juventud para intentar aportar soluciones al complejo mundo de las drogas de entonces.
Multifacético, Manuel Espín, fue director de “TV educativa/La Aventura del Saber” en Televisión Española y es autor de numerosas obras literarias. Cuenta también en su haber con investigaciones relacionadas con los jóvenes y los medios de comunicación y ha participado en más de una decena de películas como guionista y autor de música original. En la actualidad trabaja en nuevos proyectos relacionados con el mundo de la imagen y los libros.
¿Cómo ves la evolución de la Fundación Atenea en cuanto a su actividad?
Creo que muy lógica, natural y adecuada. Sería anacrónico que siguiésemos centrados en el trabajo de drogas como hace años. Hoy hay que tratarlo desde unas mirada más amplia y analizar otros aspectos paralelos a ellas, como la perspectiva de género, el desempleo, la igualdad, la realidad que sucede en las cárceles, el problema de vivienda…
En otras palabras, ahora hay otros objetos de atención, y a pesar de la evidente evolución que ha vivido España, no hay que olvidar dos factores clave: la crisis y el fenómeno de la migración. El primero ha trastocado muchas cosas y nos encontramos con gente que jamás había pensado que tendría que acudir a ayudas. Y en cuanto a los emigrantes, no hay duda, hay que entrar en el tema y tratarles con absoluta dignidad.
La Fundación ha cumplido 30 años. ¿Qué sigan en pie instituciones como esta es un fallo del Estado?
Creo que hay que mirar y buscar soluciones mixtas. En la economía, en la que debe compaginarse un sistema público, riguroso, transparente y democrático, con el privado; y en lo social, con entidades como Atenea. No podemos pensar que todo lo resuelva el Estado. Y no solo eso, no se llega de la misma forma. Somos actores diferentes con intereses, a veces también diferentes. Mira la cooperación internacional. No es lo mismo que acuda un país ante una emergencia, porque habrá siempre una política, que una ONG. La percepción es totalmente diferente.
¿El ciudadano de a pie es consciente de la situación de vulnerabilidad de parte de la población?
No lo creo. Y no lo entiende, porque, entre otras cosas, desconoce los recursos que se emplean para la acción social, y digo acción y no ayuda porque me parece más correcto el término. Se ignora que todo se financia a través del Estado, los Ayuntamientos, Comunidades y Diputaciones.
¿Los medios de comunicación ayudan a esclarecer la realidad que viven las personas con la que trabaja Atenea en los territorios que opera?
Sería decisivo si lo hiciesen. Y su actuación es absolutamente regular. La presión del share hace que tanto las públicas como las privadas hagan unos contenidos casi similares. Buscan el mayor impacto: estamos bajo las leyes del mercado y eso afecta a todo; también a la comunicación.
¿Y cómo se podría dar la vuelta a esa situación?
Con presión, por parte de la ciudadanía. Y la sociedad no lo hace. En España hay poca cultura asociativa (más allá de la de los partidos políticos). La gente se queja, sí, pero muy poca gente se toma la molestia de escribir una carta de reclamación.
¿Qué aporta ser patrono de la Fundación, un trabajo no remunerado, por otra parte?
Esto es un espacio de solidaridad. Creo que eso lo explica todo.