Un trabajo de Atenea profundiza en cómo, para una prevención efectiva del consumo de drogas entre la juventud, es necesario aplicar perspectiva de género.
“En general, por parte de todas las personas que han ofrecido su opinión en este estudio, existe la impresión de que el fenómeno de las drogodependencias es un mundo mayoritariamente masculino, y aunque hay menos acceso a consumos denominados problemáticos en las chicas, en los consumos experimentales y recreativos existe más o menos una equiparación por sexos”, apunta un documento de la Fundación Atenea titulado “Diferencias entre chicos y chicas en la percepción del consumo recreativo de sustancias. Un análisis desde la perspectiva de género entorno al concepto de Sociedad” (2004).
En grandes líneas, el documento, firmado Violeta Castaño Ruiz, indica que aunque siguen presentes modelos de género en el fenómeno de consumo de drogas, también se da una equiparación en cuanto a las sustancias de consumo entre población femenina y masculina joven. En cuanto al consumo de alcohol, se revela que no hay diferencias entre sexo ni edad, y que en el tema de las “borracheras” ha habido un incremento de chicas. El modelo de socialización iguala a chicos y chicas jóvenes en el consumo por distintos motivos. “No obstante, se sigue diferenciando el hecho de que a los chicos se les educa en la cultura de la bebida mientras que a las chicas no; además, con los chicos se sigue practicando una cierta benevolencia en cuanto al consumo de bebidas alcohólicas 71 mientras que con ellas sigue habiendo mucha penalización social. Y es que el alcohol sigue siendo un mecanismo de masculinidad”, recoge la investigación.
Según el trabajo de Atenea, sí se establecen modelos diferenciados de consumo de alcohol en la población femenina, que están identificados con mujeres maduras o adultas que consumen en soledad y a escondidas, y mujeres jóvenes en entornos rurales que consumen alcohol en contraposición al consumo urbano femenino de tranquilizantes. En cuanto al consumo de cannabis, existe la impresión generalizada, recoge el documento, de que los chicos son más consumidores que las chicas
En el consumo de tabaco la percepción es que las chicas fuman o fumaban más tabaco que los chicos.
Como sustancias que podrían generar diferenciaciones por género se señalan los tranquilizantes, que no se consideran socialmente drogas y por lo tanto conllevan menos estigma social. Las chicas y mujeres que consumen tranquilizantes, además, los consumen en soledad y los consumen porque tienen un acceso relativamente fácil a ellos. Así, los estimulantes se asocian más al consumo masculino, mientras que los tranquilizantes al femenino, realizando así una vinculación de las drogas como vehículo para que se manifiesten los roles de género.
En cuanto al consumo de otras drogas, como la cocaína, se revela que no es frecuente entre población joven y menos entre chicas. Los expertos señalan además que este tipo de drogas consideradas “duras” comienzan a consumirse por población más adulta, que es el momento en el que las mujeres se plantean la maternidad que puede ejercer, por lo tanto, como factor de protección frente al consumo
Sobre los modelos de consumo según roles de género, se vuelve a indicar que las chicas consumen para “evidenciar”, para alcanzar una “igualdad mal entendida”, y porque tienden a relacionarse con chicos más mayores que consumen sustancias adictivas. Se define este consumo como de equiparación de patrones masculinos, señalando una igualdad “mal entendida” o “mal aplicada”.
Otro tema alarmante es la persistencia de otros patrones de género, como el uso del sexo por parte de las chicas para conseguir el consumo.
Sobre la percepción de riesgo diferenciada entre chicos y chicas, y relacionado con el cumplimiento de patrones de género, existe coincidencia en que ellas son más conscientes de los riesgos de un consumo abusivo.
En general, se indica por parte de las y los profesionales que no se aplica la perspectiva de género, y que sería necesario hacerlo a través de protocolos de aplicación práctica real. A este respecto se comenta que podrían usarse los roles de género, precisamente, para favorecer el calado de los mensajes preventivos en las chicas.
Por último, la investigación, de cara a un replanteamiento de la prevención útil, se habla de trabajar en la reducción de riesgos y daños y apuesta por alternativas. En esta visión podría incluirse la idea de valorar la prevención de consumo de drogas dentro de una visión de prevención más general, o de promoción de la salud.