Fundación Atenea ha elaborado y aprobado un Plan Estratégico para el periodo 2011-2015 y de inmediato surge la pregunta ¿es recomendable diseñar un Plan Estratégico en un tiempo de infinita incertidumbre? Por si fuera poco, para un periodo que se intuye va a estar sometido a intensas trasformaciones. Además, la elaboración ha sido larga y costosa, ha implicado a toda la organización, y parece un esfuerzo excesivo cuando cualquier acontecimiento externo e impredecible puede malograrlo en cualquier momento. De hecho, la mayor parte de las entidades del Tercer Sector de Acción Social (e incluso del sector empresarial) parecen haber optado por una postura más pasiva, esperando que se despeje el futuro y en particular la cuestión de la financiación.
En Fundación Atenea creemos que la pasividad es un error. En tiempos de grandes amenazas hay que atreverse a proponer cambios, hay que ser valiente e innovador. Aunque es cierto que no se trata tanto de prefijar la realidad del año 2015, difícil de prever, sino de establecer una metodología que permita afrontar las posibles dificultades que puedan surgir en los próximos tres años. Se trata de mejorar la nave no sólo para que resista los embates, sino para que avance aprovechando los vientos escasos, pero también los ventarrones inesperados, utilizando todos los impulsos para seguir en ruta.
Este Plan Estratégico ha conseguido dotarnos de este marco metodológico. En una gran medida por su carácter participativo, pero también por la dedicación de los responsables internos, por el buen hacer de los colaboradores externos (en particular de la Fundación EDE y ESADE Solidarios) y por la conformación de una cultura que combina los aspectos técnicos de la gestión con la idea del consenso y la utilización de un lenguaje transversal y accesible. El proceso se ha articulado sobre la base de un lema muy simple: recoger información, analizar y reflexionar para entender y crear; entender y crear para planificar y que todos dispongan de criterios desde los que poder actuar.
¿Cuáles son los rasgos decisivos del Plan? A mi entender son tres:
El primero, que se trata de un Plan Estratégico que articula un mapa (un relato o un sistema si se quiere) lógico, con múltiples puertas de entrada, un alto grado de flexibilidad, interesantes innovaciones, pero un único corazón. El Plan Estratégico de Fundación Atenea no es un instrumento burocrático cerrado en sí mismo, sino un discurso lógico, a la vez abierto y riguroso, que nos proporciona todas las pistas para pensar y actuar, para tomar decisiones, sin necesidad de modificarlo. De hecho, incluso la percepción de los rasgos decisivos del Plan puede variar según la perspectiva del/la observador/a, pero a la vez siempre será el mismo Plan.
El segundo, el rechazo a la noción de “intervenir con colectivos” y la decidida apuesta por “intervenir con personas”, cada una de las cuales supone una constelación diferencial de factores de riesgo, carencias o necesidades humanas no cubiertas. Frente a un modelo institucional y a unas políticas sociales que se organizan clasificando a las personas en colectivos, Fundación Atenea atiende a personas concretas y para cada una de ellas trata de determinar, antes de intervenir, cuáles son estos riesgos, carencias o necesidades. Puede incluso visualizarse el Plan como un videojuego titulado “Mejorar la vida de las personas”, en el que se gana superando los retos que representan inesperadas combinaciones de riesgo. Esto no significa que no vamos a actuar mediante programas, pero se trata de programas abiertos y permeables, que no se limitan a aplicar protocolos sino que siempre orientan a las personas en función de sus riesgos, incluida la acumulación y la retroalimentación de factores de riesgo que pueden conducir hacia la marginación y la pobreza absoluta.
El tercer rasgo diferencial se refiere al perfil de los/as profesionales. Para Fundación Atenea, un/a profesional ya no es un/a “técnico/a” que realiza unas funciones prefijadas, cerradas y determinadas, más o menos acordes con su preparación. Estamos incluso convencidos/as de que este es un estereotipo poco realista ya que, al menos en el Tercer Sector, son muchos/as los/as profesionales que realizan tareas muy poco acordes con su titulación de partida. El/la profesional del futuro es un/a trabajador/a polivalente, flexible, abierto/a a la innovación, reflexivo/a y positivo/a, con empatía hacia las personas que atiende y capaz de ejercer una comprensión sistémica en relación a los riegos y las necesidades humanas. Por este motivo, el Plan Estratégico trata de promocionar, formar y ofrecer oportunidades a este nuevo modelo de profesional.
Con este instrumento operativo vamos a afrontar los retos que amenazan nuestro futuro.
Domingo COMAS ARNAU
Presidente de Fundación Atenea