Dos programas coordinados desde la Fundación en Sevilla se llevaron a bailar a la Feria de Sevilla a las mujeres en situación de vulnerabilidad con las que trabajan. La idea: mostrar que el ocio es un derecho de todos y todas.
La feminista Enma Goldman decía “Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa”. Reivindicaba así un espacio para el ocio, para reír y disfrutar, más allá de las obligaciones, ya fuesen su lucha por la libertad de las mujeres o en otras esferas. Con ese espíritu, las educadoras del Programa Higea y SOF, ambos de la Fundación Atenea en Sevilla, se llevaron a las mujeres con las que trabajan a la Feria de Sevilla. Se trataba de pasar entre faralaes y flores en el pelo una jornada de fiesta.
“Es la tercera vez que nos vamos con ellas de Feria. Lo hacemos para que se conozcan en diferentes contextos a los que trabajan, para que compartan unas horas en sitios lúdicos y vean otros mundos. Porque ellas, dada su situación de vulnerabilidad, no entienden que deben fomentar su bienestar. No saben lo que es ocio”, explica Gracia Algarrada, de la fundación. Es una forma de incidir en los derechos de las mujeres y sacar a relucir su totalidad, que es también el tiempo libre: “La historia del progreso está escrita con la sangre de hombres y mujeres que se han atrevido a abrazar una causa impopular, como, por ejemplo, el hombre negro al derecho de su cuerpo, o el derecho de la mujer a su alma», afirmaba Goldman.
Empoderarlas, que hagan red, que se conozcan, que disfruten y se integren en la cultura andaluza -ya que muchas de las usuarias de los programas son extranjeras- son algunos de los propósitos de esta iniciativa que las hace bailar y las saca de la dura rutina de sus vidas: dormir-trabajar-dormir-trabajar. En esta ocasión, no llevaron niños, que en otras ocasiones sí han estado.