Internos del centro penitenciario Madrid III, personas con enfermedad mental usuarias de los centros diurnos de atención de la Fundación Manantial y residentes de la Residencia de mayores Amavir de Coslada y Nuestra Señora del Rosario de Valdemoro, participan de un solidario intercambio de regalos para paliar la soledad producida por la pandemia en estas fiestas navideñas.
La situación provocada por la crisis sanitaria derivada del Covid-19, ha limitado nuestros espacios de encuentro generando mayor distanciamiento entre las personas. Dicho distanciamiento ha afectado en mayor medida a las personas que por unos motivos u otros se encuentran residiendo en centros de diferentes características, imposibilitando el contacto con el exterior para evitar la propagación del virus.
Se acercan las fechas navideñas y este año van a estar marcadas por la pandemia y las consecuencias que ha originado. Las celebraciones y los encuentros no van a ser como veníamos acostumbrando. Celebraciones que se realizaban en compañía de familia y amigos van a tener que restringirse.
Conscientes de esta situación, un grupo de profesionales y usuarios y usuarias de distintos centros han organizado un particular “amigo invisible”, actividad que consiste en un intercambio de regalos, artesanales en este caso, en el que las personas participantes desconocen de quién van a recibir su regalo.
“La idea surge ante la necesidad paliar, en parte, las limitaciones que viven estas personas y sentir que cada uno de nosotros y nosotras no estamos solos sino que formamos parte de algo común” señala Patricia, una de las promotoras de la actividad, trabajadora de Fundación Atenea en el Centro Penitenciario Madrid III.
Para ello las personas participantes rellenarán una ficha con información sobre sus gustos, aficiones, edad y centro en el que residen. La información recogida, proporcionará un mínimo conocimiento sobre la persona a la que se va a regalar, creando lazos emocionales entre los participantes a pesar de no conocerse y mostrando el lado humano independientemente de donde se encuentren, su edad o las situaciones que hayan vivido. “De esta manera se rompen mitos o prejuicios enfatizando lo que nos une y sólo considerando a la persona sin importar nada más, porque nada más es importante” señala Patricia.
La iniciativa ha sido muy bien recibida y en una semana ya se han inscrito 95 personas residentes en 9 centros.
“El deseo de todos es que para las próximas navidades podamos sustituir la ficha de información por un café alrededor de la misma mesa” concluyen las profesionales del Centro Penitenciario Madrid III quienes por un día se convertirán en las mensajeras de este particular y solidario “amigo invisible”.