La reducción de riesgos y daños se ha convertido en un paradigma de intervención en adicciones que pone en primer plano la mejora de la salud de las personas, respetando sus decisiones respecto del consumo de sustancias. Se trata de una forma de abordar problemáticas que trascienden de la salud y que lo hace desde la perspectiva de derechos humanos.
Las estrategias de reducción de daños surgen en un contexto muy específico, en el que se cruzan dos grandes problemas de índole sociosanitaria: la denominada epidemia de la heroína y la extensión a nivel mundial de la infección por VIH que causó infinidad de muertes entre consumidores de sustancias por vía parenteral. Esa situación quedó atrás, pero las respuestas que se articularon se quedaron y fueron adaptándose a las nuevas situaciones que se presentan entorno al consumo de sustancias. En la actualidad nuevas estrategias conviven con las viejas fórmulas y la necesidad de incorporar la perspectiva de género atraviesa todos los planteamientos de intervención con personas que consumen drogas.
En el Plan de acción sobre adicciones 2021-24 identifica como uno de sus objetivos –promover la extensión de las estrategias de reducción del daño y su adecuación a contextos específicos– y hace referencia a (3.2.3.) “estrategias de reducción de daños en colectivos (LGTBIQ+, personas que practican chemsex, consumidoras de metanfetamina, entornos prostitución, trabajo sexual, VIH+, y otros”
Fundación Atenea, en esta propuesta formativa, incorpora una mirada trasversal de género al ámbito de intervención con personas consumidoras de drogas, identificando los riesgos e incorporando el contexto social para una análisis ajustado de cómo operan estos riesgos y qué estrategias son eficientes en el acompañamiento a mujeres y hombres conusmidores. Las estrategias de reducción de riesgos y daños han sido dirigidas tradicionalmente a población masculina de forma preferente debido a la alta incidencia de consumos por parte de los hombres y el androcentrismo de la red de atención a las adicciones. Para realizar una intervención más eficiente debemos contemplar las necesidades diferenciales, así como contribuir a la reducción de las desigualdades.
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