La OCDE mostraba, en el último informe que ha publicado, su preocupación por el 61% de personas entre 25 y 29 años que sigue viviendo con sus padres. ¿Los principales factores que aumentan este porcentaje? El desempleo y el acceso a una vivienda digna.
Por ello, desde el Departamento de Investigación de Fundación Atenea, hemos publicado recientemente dos informes que tratan ambos temas y recogen el panorama de la juventud en España.
La exclusión social de las personas jóvenes desde la vivienda, un análisis con perspectiva de género
El acceso a una vivienda adecuada es un factor clave para la inclusión social, la emancipación y el ejercicio de la ciudadanía; un alojamiento digno y adecuado no garantiza, por sí solo, la inclusión, pero sí es una condición indispensable. La exclusión residencial debe ser analizada como un proceso multifactorial, en el que intervienen factores como, el desempleo, el mercado laboral, la precariedad y la temporalidad, la salud, los problemas familiares, la educación y la formación, las relaciones sociales, etc. Además este afecta de manera diferente a las mujeres y a los hombres jóvenes.
Barreras a la inclusión laboral de la población joven: Un análisis desde la perspectiva de género
La preocupación por los altos niveles de desempleo juvenil ha sido una constante de la economía española durante la última década. En 2008, el estallido de la burbuja inmobiliaria dejó en paro a la mitad de las personas jóvenes menores de 25 años. En 2020, la pandemia motivada por la Covid-19 volvió a incrementar una tasa de desempleo entre los y las jóvenes, que ya era alta de por sí. En conjunción con las altas cifras de desempleo se añaden otros determinantes de la calidad en el empleo, como la temporalidad o la parcialidad, que ya solían recaer de manera aguda en la población joven previamente a la crisis de la COVID-19, se han visto todavía más intensificados tras el estadillo de la misma.
